Pigen med nålen - La chica de la aguja

El caso de La Chica de la Aguja, la apuesta danesa por obtener un Óscar, es la manera en que uno puede contar una historia secundaria de mayor peso que la principal. Un símil más comercial sería lo que ocurrió con Woman of the Hour (El asesino del juego de citas), una cinta que encuentro muy fallida y que por enfocarse en una historia secundaria, estelarizada por la directora en ese caso, no termina de construir una historia que se sostenga por sí misma, ya que los elementos circunstanciales nunca terminan de agarrar.

No hablemos mal de otras cintas, pero bien de lo que en este caso Magnus von Horn logra con lo que parecería ser otra entrega de la serie de Millenium (junto a cierta chica con dragón tatuado, o una que soñaba con gasolina y serillos), pero que se torna más compleja, sombría, y hasta deprimente, dándonos una historia de esas que con todo y su gran valor narrativo, no quieres revisitar. 


1919, Copenhagen. Una mujer joven se gana la vida en una fábrica de uniformes mientras estamos en la recta final de la Gran Guerra. Su marido desapareció, y ella busca obtener apoyos económicos, los cuales le son negados debido a que si no hay cuerpo, no hay muerto. Karoline (interpretada por Vic Carmen Sonne), está en una situación complicada y busca hacer lo mejor que puede para sobrevivir, con lo poco que tiene. Su suerte parecería cambiar cuando el dueño de la fábrica decide otorgarle ciertos favores a cambio de sexo, en ausencia del marido, pero cualquier transacción hecha en esta historia que toma elementos de cuentos de hadas para adultos (con todo y sus duras lecciones morales), con imágenes contrastadas sacadas del expresionismo alemán, y entornos góticos, nos dan una tremenda cinta con más terror que drama. 


Nuestra historia principal viene de la mano de Karoline, quien no es una buena persona, pero es lo mejor a lo que puede aspirar a ser alguien en medio de un entorno depresivo, en donde la muerte y el abandono son moneda de cambio de todos los días. ¿Qué pasaría si su esposo regresa y se entera que ella tiene amoríos con el jefe de la fábrica? No importa, ya que el  marido ha estado ausente por más de un año y no es parte de su vida, y lo que importa es precisamente como continuar con ella. Ante un embarazo, Karoline busca asegurar su futuro, pero las reglas de la burguesía le recuerdan lo desechable que es ella, especialmente ante la incapacidad del hombre de confrontar su realidad. ¿Es este un mundo al que deba de traer una nueva vida salida de su vientre? 

A mitad de la cinta es que nos encontramos con lo que es un halo de esperanza. La única persona que le muestra algo de empatía, después de que Karoline busca hacerse a sí misma un aborto, es Dagmar Overvye, ella y su hija le ofrecen ayuda, y le dicen que, si decide tener el parto, le pueden ayudar a mandar al niño a un mejor lugar, con una mejor familia. 

Es aquí en donde la mejor manera en que uno puede disfrutar esta historia es sabiendo lo menos posible sobre Dagmar, quien es la inspiración de la versión libremente adaptada a la pantalla, y una figura reconocida en su país de origen, teniendo un raro honor junto a otras dos mujeres alcanzado en el país. Después de todo, Dagmar ofrece acabar con los males y sufrimientos presentes en este mundo sombrío. La interacción entre Trine Dyrholm (Dagmar) y el personaje de Karoline, tienen tanto claroscuros como la imagen misma de la cinta. 




El gran acierto del guion escrito por el mismo Magnus como por Line Langebek Knudsen es que logran tomar a un personaje que da para ser el protagonista de su propia historia, y ponerlo de secundario, mostrando los efectos que tiene a su alrededor. Entre ellos, el efecto principal en Karoline, quien conoce lo mejor y lo peor de su nueva amiga, y con el paso del tiempo, podría incluso ser su aprendiz, tomando en sus manos su propio destino, así como el de las personas a las que toca al ofrecer su ayuda.  Las acciones son solo tan importantes como los efectos que causan en los demás, y el impacto de la mano de Dagmar es tremendo en todo lo que toca, y lo que la llevó al final de sus días. 

Una cinta compleja y complicada. Los matices de sus personajes la elevan al explorar los altibajos (con más bajos que altos) de la naturaleza humana, pero nos recuerdan que los mismos se dan en medio de entornos imposibles, como con una guerra mundial de por medio. Es aquí en donde las cintas desafiantes e incómodas se vuelven valiosas, y créeme que La chica de la aguja lo es.

La cinta actualmente está en exhibición en la Cineteca Nacional y se espera que llegue a Mubi eventualmente. 




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