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Productora Ejecutiva: Blanca López
Productor Ejecutivo: Mauricio González
Productor Ejecutivo: Luis Fernando Gallardo
Co-Productor: Jaime Rosales
Co-Productor: Román Rangel
Co-Productor: Titus Bondi
Co-Productor: Juan Espíritu
Agradecimiento especial a nuestros Patreons: Álvaro Vázquez, Daniel Krauze, Fernando Teodoro, Edith Sánchez, Alejandro Alemán, Fernando Alonso, Luis Macías, Lau Bermejo, Lulú Petite, Adriana Fernández, Enrique Vázquez, Joel Meza, Arturo Aguilar y Jorge I. Figueroa, Jessica Zermeño, Logan Mayer y Miguel Huesca
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Casi es navidad, lo que significa que es tiempo de estar en familia y celebrar. ¿El problema? El joven Billy Batson (interpretado por Asher Angel) no tiene familia, o mejor dicho, ha pasado de familia adoptiva a familia adoptiva, de las cuales siempre se escapa para continuar con la búsqueda de su madre biológica, de la cual fue separado cuando era un pequeño infante. Es entonces cuando la lucha del bien y el mal lo llama para ser dotado de increíbles poderes con los que hará lo que cualquier adolescente haría: pasársela bien y quizás combatir al mal.
El caso de la adaptación del Mortal más Poderoso de la Tierra del cómic a la pantalla es bastante interesante. De entrada, es un personaje que no puede utilizar su nombre original en el título de sus cómics o películas, ya que el mismo está registrado por la Maravillosa Competencia y este año lanzaron con bombo y platillo su taquillera película. A pesar de eso, y desde hace algunos años en los cómics ha manejado a discreción al personaje que curiosamente jamás es nombrado en la película. Claro, su sidekick Freddy Freeman (un genial Jack Dylan Grazer) lo bautiza de múltiples maneras, siendo ThunderCrack, Powerboy o Capitan Sparklefingers los más coloridos, pero para el resto de los personajes, solo es conocido como “Super Hero Guy”.
¿Es posible contar la historia de un personaje sin nombrarlo directamente? Es lo que hicieron Henry Gayden y Darren Lemke al escribir la historia dirigida por David F. Sandberg y enfocarse en el lado humano a través de una historia que nos recuerda los viejos buenos tiempos en donde el principal propósito es el entretenimiento para toda la familia.
Desde sus orígenes, el héroe previamente conocido como el Capitán Marvel se presentó como una versión con la que los jóvenes lectores se pudieran identificar, y curiosamente su adaptación es una forma adecuada en la que a quienes se les critica como “adultos con mentalidad infantil que siguen viendo películas de monitos” se puedan identificar. Con una palabra mágica un niño adquiría forma adulta y grandes poderes para combatir a villanos como un gusano venusino llamado Mr. Mind y su Monstruosa Sociedad del Mal (que es una colección de monstruos gigantes), así como el tradicional científico malo calvo, el Dr. Sivana, quien en esta cinta es interpretado por Mark Strong. Para bien o para mal, sus historias nos recordaban tiempos más sencillos e inocentes y en un mundo con Superman y sus asombrosos amigos, la copia roja no tiene mucha cabida en los medios.
Afortunadamente Sandberg y equipo entran con una propuesta que decide enfocarse en la comedia familiar y no se avergüenza de explorar aspectos absurdos, especialmente después de que la película del tipo que habla con los peces acumuló más de mil millones de dolares. Arranca enfocándose en alguien que ayudará a dar paralelismos con el personaje principal, con el joven Thaddeus Sivana, quien es siempre menospreciado por su familia y a quien acusan de siempre vivir en mundos fantásticos. Cuando se encuentra con que estos mundos mágicos son reales y tiene una probada de los mismos, queda embelesado, pero al igual que el afecto y respeto por parte de su padre y hermano, no es más que una ilusión. La frustración lo lleva a tratar de recuperar eso que estuvo tan cerca, aun si es solo para demostrar que tenía la razón y que es alguien que merece el respeto que jamás tuvo ante sus semejantes.
Por su parte, Billy Batson busca algo más cercano: reencontrarse con su madre. El resto de las personas a su alrededor son irrelevantes y solo estorban. Al obtener gran poder cambia su actitud, en parte, gracias a que por decisión del director, la personalidad de Billy y del Héroe de Rojo no debían trabajar juntos para dar consistencia al personaje, ya que al liberarse de las limitantes de ser solo un niño se muestra gozoso y libre de hacer lo que cree que podría hacer al ser adulto y además súper poderoso. El cambio de personalidad con el cambio de actores muestra dos facetas de un egoísmo inocente, el cual a la vez sirve como reflejo del mismo Sivana.
El ensamble actoral del resto de la Familia Marvel es otro de los grandes aciertos ya que ayudan a expandir una búsqueda en solitario para recordarnos el papel de la familia en la historia. Con personalidades que van desde lo estoico hasta lo parlanchín pero encantador, sirven como excelente apoyo, aunque esto implique que puedan ser la parte vulnerable a través de la cual llegará la derrota del héroe.
Con esta adaptación vale la pena revisarse la importancia del canon del personaje. Con una edad similar a la de Superman (fue creado en 1939 y publicado en Febrero de 1940), tiene un universo perfectamente definido, con todo y sus habilidades y personajes de apoyo. Para la adaptación, su historia de más de 70 años es ignorada y se toman los elementos de su última reinvención, esta llegada de la mano de Geoff Johns, en donde se le otorga de la familia vista en la gran pantalla, ya que originalmente solo contaba con su hermana menor Mary así como un tío pretendido y una prima honorífica, aunque los personajes coloridos como Tawky Tawny (un tigre antropomórfico que era el mejor amigo de Billy y Mary y a quien se referencia con tigres de peluche y los botones de la capa del capitanazo) eran parte constante en su círculo regular. Por otro lado el hechicero Shazam sufre el cambio étnico y racial (ya que el puesto de hechicero con bastón brillante está ocupado por Gandalf) para ser más adecuado a los tiempos modernos.
Desafortunadamente varios de estos elementos de la mitología original del personaje quedan descartados ya que, al trasladarlos, la historia se podría volver demasiado fantasiosa… Claro, especialmente en un universo donde Batman y Superman pelean y Aquaman tiene a Topo, un pulpo baterista.
A final de cuentas esta reinvención funciona gracias a la adaptación y fusión de distintos elementos. Si bien Sivana se vuelve un villano genérico en el tercer acto, arranca como el reflejo del deseo de Billy, y sirve para establecer no solo a una galería de villanos para el héroe, sino una futura inclusión ya que de las siete sillas del consejo hechiceril, hay una vacante para el Black Adam del productor ejecutivo, Dwayne Johnson. Por otra parte la cinta sirve para dar esa conexión en donde todos los colores tienen cabida en un universo cinematográfico que tiene elementos oscuros y brillantes y estos pueden convivir por el placer de hacerlo, de la misma manera la personalidad jovial pero atormentada de Billy y el carisma e inocencia del Gran Queso Rojo de Zachary Levi son parte de un mismo personaje.
Por otro lado, independiente en cierta medida a la película, vale la pena mencionar sobre la manera en que puede ser percibida. Tuve la oportunidad de ver la cinta en dos ocasiones con públicos distintos y la experiencia fue radicalmente diferente. En la primera, en viernes de estreno, casi todos los miembros de la audiencia veníamos en un ánimo similar y se escuchaban las risas durante casi toda la cinta. El espíritu inocente y la buena vibra de los personajes se transmitía y el buen humor fue abrazado por la audiencia y esto era palpable. En la segunda ocasión, hubo un mayor escepticismo y elementos humorísticos y referencias de cultura general (que no tenían que ver con elementos para los clavados del cómic o del cine) cayeron en terreno infértil y había miembros de la audiencia que estaban más preocupados por que hubiera o no escena post créditos que por disfrutar la aventura de los personajes. Esto ya me había pasado previamente con funciones de Machete, de Robert Rodríguez, en donde en la primera cinta todos sabíamos que íbamos a ver una cinta más para el desmadre que por sus cualidades para analizar la naturaleza de la conciencia humana, y en la segunda revisión había personas que se salieron de la sala al considerar que el humor era muy naco y no podían creer que una cinta estadounidense se rebajara a hacer chistes de sexicomedia nacional.
Si bien una película debe defenderse por sí misma, me pareció fascinante el ver como era recibida de maneras tan distintas por dos audiencias. Esto curiosamente también me recuerda el escepticismo que había para la adaptación del Héroe Innombrable, al considerarlo como un concepto demasiado infantil como para ser trasladado a algo que no fuera una animación estilo Pixar.
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