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El mundo no es un lugar sencillo si eres un súper héroe. Toda acción tiene sus consecuencias y mientras el público se emocionaba por las grandes batallas en donde nuestros héroes derrotaban invasiones espaciales, villanos sacados de la ciencia ficción o al demonio de la semana, la realidad es que siempre existe daño colateral cuando tenemos acción a gran escala. Debido a eso es que la ONU busca promover los protocolos de los Acuerdos de Sokovia, llamada así por el país que fue devastado tras el ataque de Ultron en la segunda película de Los Poderosos Vengadores. ¿El problema? No todos los héroes ven con buenos ojos el estar bajo una supervisión que puede tener intereses que no necesariamente están de acuerdo con el bien común. Por si fuera poco, en medio de este conflicto es que continuamos la búsqueda de The Winter Soldier, quien debe de responder por los crímenes cometidos cuando estaba bajo control de fuerzas soviéticas y Hydra.
Los hermanos Anthony y Joe Russo, quienes cuentan con una amplia experiencia en la dirección de comedias televisivas, ganaron reconocimiento con la segunda entrega de la saga del Capitán America, enfocada en El Soldado del Invierno. Aunque ya habían hecho cine antes (comedias, como se pueden imaginar), fue esta cinta la que los posicionó como los nuevos talentos a seguir dentro del universo cinematográfico de Marvel. Con Civil War logran una tarea difícil ya que continúan con la trama establecida por ellos mismos en su anterior entrega y a su vez logran lo que no se había hecho antes en doce películas: alcanzar un cierre satisfactorio y dar la sensación al espectador de que finalmente ha terminado una gran narrativa.
Debido al éxito de la misma Marvel es que todo estudio quiere tener su propio universo. Es más fácil lucrar con personajes establecidos en una franquicia que crear productos nuevos de manera regular. El gran logro de Marvel también se volvió uno de sus peores enemigos ya que la mayoría de sus películas se muestran solo como otro capítulo más dentro de una narrativa mayor, dejando el perpetuo segundo acto como el elemento común en sus cintas en donde apenas terminaba una historia y ya te decían que venía algo mayor, secuela inevitable e interminable de lo que acabas de ver.
La trilogía del Capitán America es probablemente la más redonda en el universo de los tipos disfrazados adaptados al cine, y esto incluye no solo a Marvel. A su vez, es la que ha logrado tomar distintas identidades y explotarlas de manera maravillosa. Mientras que la primera cinta del Cap nos muestra una historia de época en donde los villanos están perfectamente definidos (ya que son Nazis o alguien con Cara Roja), en la segunda abandonamos el entorno de los 40’s para pasar a la intriga clásica de los espías de los 70’s. El malo está infiltrado y esto es parte del eje sobre el que gira The Winter Soldier, en donde además retomamos a un personaje perdido del pasado del Captain America y vemos como se ha corrompido involuntariamente para ser una herramienta de intereses mejor adaptados. ¿Cómo se relaciona con estas cintas la entrega de Civil War? Tenemos la evolución de planteamientos de la segunda cinta y nos enfrentamos a un enemigo más difícil de localizar que el espía mejor entrenado. Esto curiosamente se representa con la muerte del personaje de Peggy Carter, quien representaba el idealismo de la vieja escuela y esa añoranza por tiempos más sencillos y más definidos. Ahora son las ideologías y los conflictos personales los que nos terminan destruyendo, más por encima de cualquier fuerza multinacional que busca la conquista mundial, esto curiosamente adaptado con un ritmo de acción que toma lo mejor del cine de espías y de acción contemporáneo, situando completamente al Captain América en el mundo actual, en donde la acción es frenética y ni siquiera hay espacio para respirar en lo que el villano te explica su plan.
Uno de los puntos flacos que han tenido las cintas de Marvel es que fuera del Loki de Tom Hiddleston, ningún villano tiene una presencia memorable. En esta ocasión eso es librado de una manera brillante ya que tenemos al personaje interpretado por Daniel Brühl quien lejos de ser el malo de los cómics, nos da a un personaje que más que conquistar al mundo o derrocar imperios, busca retribución y justicia, lo cual lo humaniza y aunque usa métodos cuestionables, lo deja con una identidad más cercana al espectador. Es simplemente el catalizador de conflictos entre personajes más grandes que la vida misma, ya que como el nombre de la cinta lo indica, presenciamos un conflicto entre colegas que en su momento lucharon en el mismo equipo, y tanto el Iron Man de Downey Jr como el Cap de Chris Evans pueden ser un villano para quien no concuerda con su visión de la realidad y que se basa en principios tan básicos como el establecimiento de reglas para una sociedad funcional o el respeto a las libertades y garantías individuales.
Además de los Russo, gran mérito de esta cinta viene de la mano de Christopher Markus y Stephen McFeely, guionistas que han llevado de la mano al héroe abanderado en todas sus cintas y que además han hecho el mejor guión que ha tenido una película de Michael Bay con Pain and Gain. Si estos sujetos son capaces de hacer que Bay entrege una historia que es divertida, hace sentido y muestra las mejores cualidades del director, no es sorpresa que le brinden consistencia, solidez e incluso humor a una historia que tiene tantos personajes e hilos narrativos que de la mano de alguien menos hábil (te estoy viendo, Warner Brothers) se hubiera vuelto una cacofonía visual, hermosa pero menos efectiva.
La musicalización por parte de Henry Jackman (a quien recordarán por los temas de Kingsman o X-Men First Class) no es precisamente memorable pero se complementa de manera eficiente con la fotografía de Trent Opaloch (quien se ha vuelto el cinematógrafo de confianza de los Russo) y esto en la mano de editores capaces como Jeffey Ford logran tener un ritmo atractivo para una cinta de más de dos horas de duración. La película, a la cual uno puede referirse como Avengers 2.5 debido a la gran cantidad de personajes incluídos, sigue siendo una cinta del Capitán América, con el único detalle de que el segundo acto tiene la participación masiva de personajes que nos recuerdan que un universo expandido no significa tener muchas películas con muchos personajes, sino integrar de manera eficiente y atractiva a estos de manera que sirvan a una historia.
Mientras que varios detalles han sido mostrados en los trailers o incluso en este podcast, no crean que ya les quemaron lo mejor de la acción de la cinta. La ejecución en ritmo y forma es uno de sus mejores atributos y aprovecha el uso del lenguaje cinematográfico. A diferencia de Joss Whedon quien se preocupaba por darnos un momento sacado del cómic en donde viéramos a todos los héroes a cuadro, los Russo se preocupan por la narrativa y es la acción frenética en el conflicto la que luce, sin importar si aparecen uno, dos o diez personajes en combate.
Mientras que lo mejor del cine de tipos en mayitas sigue estando representado en la primera cinta de Iron Man o en The Dark Knight, Civil War toma elementos en ambos enfoques y logra una ejecución brillante. Toma temas que pueden tener gran profundidad y los adapta de manera digerible para la audiencia, aderezándolo con un espectáculo visual y creando una narrativa envidiable en el cine comercial. El equipo encabezado por los hermanos Russo logra mejorar lo que ellos lograron con The Winter Soldier y demuestran que no son One-Hit Wonders y reafirman la confianza del estudio ya que ellos serán encargados de traer las siguientes entregas de The Avengers. Solo espero que ellos logren tener mayor libertad y no se cansen como Jon Favreau o Joss Whedon, quienes a la segunda película de Marvel mostraban un desencanto con la labor que llevaban. Por lo pronto los Russo en vez de decaer han mejorado y se agradece que en esta cinta cierren arcos argumentales y en los stingers al final de los créditos no nos recuerdan eso de las Gemas Infinitas que ya quedó en el olvido.