Presentado originalmente en el pasado Festival Internacional de Cine en Guadalajara, el documental de Los Reyes del Pueblo que no Existe ha acumulado de manera constante y sonante varios reconocimientos alrededor del mundo. ¿De qué trata esta cinta con un título tan interesante?
Esta y más críticas están compiladas en el Sexto Especial de Cine Mexicano. y también pueden leerlas en nuestro fanpage en Facebook. Pueden ver el video donde esta cinta fue comentada originalmente a continuación.También pueden ver una charla con la directora, Betzabé García, al final del post o en este enlace.
En este documental conocemos la historia de tres familias que viven en el pueblo de San Marcos, en Sinaloa. San Marcos es uno de cinco poblados que fueron inundados a finales del siglo pasado tras la construcción de una presa en la zona. Dichos pueblos están la mitad del año inundados y en el caso de San Marcos, de las trescientas familias que vivían, actualmente quedan las tres mencionadas. ¿Qué es lo que los ha llevado a continuar su vida en un lugar inhóspito e inconveniente?
Esta cinta es la continuación del corto Venecia Sinaloa, que fue el primer acercamiento a estas comunidades por parte del equipo encabezado por Betzabé García (directora, guionista y productora), Hugo Espinosa (productor) y Diego Tenorio (fotógrafo). Teniendo la mitad del tiempo charlas con las familias, el resto del tiempo es el pueblo quien cobra un papel principal, entre el abandono y la mística que lo vuelven tal cual un elemento de realismo mágico que habla a través de sus habitantes que se niegan a abandonar su tierra.
Los casos de los escasísimos habitantes de la zona ilustran distintos aspectos de personalidad que convergen en el deseo de continuar en su tierra. Osuna es el apellido común en casi todos los habitantes, lo cual refleja un vínculo familiar y todos tienen un papel particular. Pani y Paula tienen una tortillería la cual atienden de manera precisa y dedicada. El material que producen no es tanto para el consumo de la comunidad de San Marcos, sino que es exportado a otros poblados cercanos. Por otra parte están Yoya y Jaimito, los cuales viven con una cierta incertidumbre o miedo inclusive, ya que a pesar de que sienten un poco de miedo debido a la condición del lugar, sienten que tienen todo lo que necesitan, por lo cual no hay razón para salir del lugar. Por otro lado Miro y sus padres son los que en cierta medida ven la salida como una opción incluso deseable. A pesar de esto, todos continúan habitando el lugar.
La importancia del documental radica en dos aspectos básicamente. El primero es el descubrimiento de este lugar que parece sacado de una historia fantástica. El segundo es el acercamiento y virtud de los realizadores en el ilustrar la historia tanto de los habitantes como del lugar, el cual se vuelve un personaje en sí mismo. La rutina de una comunidad similar cobra otro significado considerando las condiciones del lugar. Desde escenas en donde se ve como una vaca quedó encerrada en un pequeño islote debido a la inundación, pero no es abandonada y acude religiosamente uno de los habitantes a alimentarla diariamente, hasta el recorrido musicalizado entre las ruinas en el que podemos ver a algunos jóvenes con sus instrumentos acompañándonos como si fueran la voz misma del lugar, todo esto ilustra la mística que se vive en San Marcos. Esto en buena medida se debe a la labor de Tenorio y Betzabé, pero también de Gabriel Herrera con un trabajo de edición excelente.
Desafortunadamente al ser un documental, la mayoría de su presencia se verá limitada a circuitos festivaleros o de muestras y cinetecas. Sin embargo es una obra increiblemente recomendable. No por nada ya ha ganado premios tanto en Zurixh, South by South West y en Full Frame. Espero que con su presencia en el próximo Festival Internacional de Cine de Morelia no solo acumule más reconocimiento sino también presencia en más salas de cine ya que es una obra que vale mucho la pena ser vista.
A continuación pueden ver una charla que tuvimos con Betzabé para hablar más detalles sobre esta cinta.
Dirección y Guión: Betzabé García
Fotografía: Diego Tenorio
Producción: Hugo Espinosa, Betzabé García
Sonido Directo: Christian Giraud
Edición: Gabriel Herrera
Música: Banda Los Jalapeños
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