Después de haber pasado del lado de la crítica al de la realización cinematográfica con Hasta el Viento Tiene Miedo (o Niñas Mal en la Mansión del Terror, como me gusta decirle), Gustavo Moheno decide probar suerte con su segunda cinta en un género más atractivo. Invocando el espíritu del reencuentro musical es que nos trae la comedia con uno que otro número musical Eddie Reynolds y Los Ángeles de Acero.
Esta y más críticas están compiladas en el Sexto Especial de Cine Mexicano. y también pueden leerlas en nuestro fanpage en Facebook. Pueden ver el video donde esta cinta fue comentada originalmente a continuación.
La vida pasa y con ella llegan tiempos distintos. El afán rebelde y rockanrolero ha dejado al viejo grupo encabezado por Eduardo Reynoso (Damián Alcázar) y Santos (Arturo Ríos) más separado y desperdigado que su leyenda. Todo cambia cuando Bono (ese señor que vende iPods y que regala música digital) escucha una rola del grupo y decide comprar los derechos de la misma. Ante la promesa de dinero es que se decide hacer un reencuentro de la banda, aunque sea para firmar los contratos de venta. ¿El único problema? Santos es casi imposible de localizar gracias a su naturaleza que va desde lo rupestre hasta lo autóctono, además de que sigue sin perdonar a Eddie por una gachada que le hizo antaño. A pesar de esto el grupo de cincuentones quiere hacer su relanzamiento, apoyados por Lucía (Vico Escorcia), hija adolescentes de Ulises (baterista interpretado por Álvaro Guerrero), ¡ah! Y también tenemos en el bajo a (Jorge Zárate)
Definitivamente la comedia le sienta mucho mejor a Moheno en esta cinta, la cual se presentó en el pasado Festival Internacional de Cine de Morelia. Si bien de pronto cae en clichés (mejor llamémosles tributos) y en una buena variedad de chistes de varios colores y sabores, algunos más afortunados que otros (y otros solo aptos para chavorucos), la cinta es de esas que hacen click con el público gracias a su manejo sencillo. El grupo que solo tuvo fama en su barrio y un solo éxito en Cheve en la Fiesta (la canción que Bono supuestamente quiere comprar, ya que no está en el iTunes Store) está de regreso. La reinvención de Eduardo como el Eddie del título de la película, quien jamás abandonó la música, simplemente se enfocó en un manejo mucho más versátil es algo entretenido, así como los sueños regresados del resto de la banda. Las actuaciones de ellos (Damián, Jorge, Álvaro, Arturo y especialmente Vica) son lo que le da vida a la historia.
A nivel personal solo le encuentro un gran problema y tiene que ver con el final de la cinta, ya que es un momento que se va construyendo pero que al final se siente cortado, sin dar esa resolución deseada para el grupo que se ganó nuestra empatía a través de su travesía. Igual es una decisión creativa para dejar deseando más por parte del público, el cual pedirá otra, otra, otra.
A final de cuentas, Eddie Reynolds y los Ángeles de Acero es una cinta bastante disfrutable que se siente refrescante, especialmente considerando la oferta en cartelera nacional. Un comentario no tan glamuroso sobre lo que son los reencuentros de bandas olvidadas o de a tiro desconocidas, referenciando los conflictos casi arquetípicos en las mismas que le dejará en la cabeza mantras y sabiduría ancestral al espectador.
Dirección: Gustavo Moheno
Guión: Carlos Enderle, Ángel Pulido y Gustavo Moheno
Producción: Sandrine Molto
Fotografía: Alejandro Cantú
Música: Benjamín Shwartz
Edición: Edson Ramírez
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