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24 de mayo de 2015

Tomorrowland

El futuro es hoy.  Bueno, si consideramos que desde hace tiempo nos decía que los niños eran el futuro y todos esos niños ya crecieron, pues eventualmente tenía que llegar ese futuro. ¿Qué pasa cuando no es el que se había soñado?

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Casey Newton (interpretado por Britt Robertson) es una jovencita impertinente pero con un interés genuino por las ciencias, inculcado por su padre (Tim McGraw), un ingeniero de la NASA que está próximo a quedar sin trabajo debido a que desmantelarán la plataforma de lanzamiento en la que trabajaba. Debido a este interés de la chica, es contactada de manera poco ortodoxa por Athena (una impresionante Raffey Cassidy) quien le muestra un mundo mejor, con tintes futuristas, que podría ser realidad. En su búsqueda Casey tendrá que contactar a Frank Walker (George Clooney), cuando de pronto esta búsqueda pasará de ser un recorrido de parque de diversiones a un thriller de persecución.

Tomorrowland es una cinta que lidia con la nostalgia, ese optimismo olvidado de la ciencia ficción de los años 60’s y 70s que poco a poco fue reemplazado por el cinismo propio de los noventas y vigente a la fecha. Así como Nolan nos habla del abandono del espíritu explorador que llevó a los Estados Unidos a ser pionero espacial, misión abandonada debido al recorte de presupuesto, en El Mundo del Mañana Brad Bird nos cuenta una historia muy personal, muy salida del corazón sobre como todo podría estar mejor y, aunque parezca campaña chafa del Partido Acción Nacional, son las ideas el motor de esta mejora.

Mientras que a primera vista Tomorrowland parece ser otro intento de Disney de hacer franquicia de las atracciones de su conocido parque de diversiones, la realidad es que solo toma el nombre y lo llena de ideas y conceptos. El personaje de Walker refleja el realismo tirando a pesimismo que encontramos en los medios de manera más frecuente, mientras que Casey quiere ser la voz del mismo Bird que nos indica que hay maneras de mejorar las cosas. Si bien ese personaje cae en los clichés típicos de ser “la elegida que resolverá todo”, gracias al colorido manejo que tiene en su equipo con Frank y la gran Athena (no confundir con la de los Caballeros del Zodiaco) y a varias secuencias de acción impecables, es que logra salir adelante, lo cual curiosamente es su propósito.

¿Han notado como a pesar de tener grandes compositores musicales para el cine actualmente, es raro que tengamos un tema musical que resuene y sea memorable como los compuestos en su momento por John Williams? En cierta medida Bird se da a la tarea de recuperar lo que representaba esa música, aunado al mensaje optimista y varios elementos propios del mismo autor, tales como su excelente manejo de las escenas de acción y las persecuciones, cosa que explotó al máximo en su entrega de la Misión Imposible.



A pesar de todo este cúmulo de buenas intenciones y grandes capacidades, Tomorrowland tiene varios problemas. A nivel narrativo cae en una especie de sermonismo en donde nos recuerda que si bien tenemos un presento obscuro y depresivo en el tipo de historias que hay en los medios, eso se debe principalmente a que nosotros mismos lo buscamos. Si eres el tipo de espectador que comulga con esa idea, no tendrás mayor problema, pero si no es así, encontrarás que Bird le predica al coro equivocado.  Además está el hecho de la duración de la cinta, la cual supera las dos horas, lo cual es demasiado para una película enfocada en un público más familiar y que puede ocasionar problemas con los niños, esto a pesar de contar con secuencias que sin problema se van a colar en lo más memorable del año.

Mientras que algunos catalogan la cinta como un fracaso, la realidad es que a pesar de no ser la mejor cinta de Bird, dista mucho de ser una mala o mediana película, cosa similar a lo que ocurrió con el Interestelar de Nolan, teniendo las dos cintas un manejo similar. El mayor enemigo de Tomorrowland no es Damon Lindelof (a quien muchos lo culpan, sabiendo que viene de la escuela de escritores de Lost) sino el regreso de George Miller con Mad Max. Brad Bird trata de recuperar el espíritu optimista de antaño y nos habla de él, y si bien es un director capaz de darnos secuencias memorables, se pierde por momentos más en el discurso que en la acción. En contraparte Miller decide dejarse de discursos y simplemente mostrarnos como se deben hacer las cosas, en lugar de decirlo.

Es un poco difícil de hablar de Tomorrowland sin dar detalles, y hay una razón por la cual la campaña publicitaria de la cinta no los daba. ¿Recuerdan esa sensación de antaño de ir al cine sin saber que esperar de la película y al final, disfrutar la sorpresa? A eso evoca la cinta que a pesar de tener sus defectos, se defiende a si misma dentro de este verano que tuvo sus desencantos con los Vengadores, o regresos espectaculares con el Loco Max. Si no están peleados con los mensajes optimistas, es un hecho que encontrarán una cinta disfrutable con solidas actuaciones (y una increíble por parte de Raffey Cassidy), un diseño de producción impecable que recupera y actualiza lo mejor del futurismo planteado antaño, así como una buena cantidad de tributos a estas obras.

2 comentarios:

Joel Meza dijo...

Música icónica de películas. Justo eso estaba pensando ahora que volví a ver Intensa Mente, Dan.
Y esto estoy oyendo en este momento:
https://youtu.be/R7oBWqX-Smk

Salud.

Dan Campos dijo...

¡No trates de distraernos del verdadero tema que es como Disney mata y como disney da! :p

¡Saludos, Joel!

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