Estas y más cintas pueden encontrarlas comentadas en el Quinto Especial de Cine Mexicano.
El título de Cuatro lunas se refiere a las cuatro etapas del ciclo lunar y refleja las cuatro historias planteadas en la cinta así como la forma en que en cada una se asume la identidad sexual. Tenemos desde el chavito que apenas entrando en la adolescencia se da cuenta de la atracción que siente por un primo, pasando por los dos amigos de la infancia que se reencuentran tiempo después y uno de ellos tiene miedo de las opiniones externas sobre su relación, pasando por la pareja estable que de pronto no es tan estable gracias a la llegada de otro y finalmente el adulto mayor con familia que se obsesiona con un prostituto.
Recuerdo que al ser presentada esta cinta en el FICG fue una de las funciones que más afluencia tuvo, debido a la temática que maneja. Curiosamente fue más el morbo que el interés en una buena historia lo que llevó a la gente a esa presentación. Al terminar de verla, quizás debido a que no soy su público meta y no encuentro un factor de identificación, la encontré como una película más, que fuera de la temática, en realidad no aportaba mucho. Por otra parte encontraba peculiar que se esforzaba en ser una cinta “demasiado gay” (que homofóbico me leo, ¿verdad?) especialmente si consideramos que, así como las feministas se quejan de que los personajes femeninos usualmente pasan a segundo plano en el cine, no había personajes heterosexuales interesantes o estos pasan a segundo plano. A su vez no se menciona ni de chiste la homosexualidad femenina y de la bisexualidad ni se diga. El director menciona que la cinta no es exclusiva para el público gay ya que sus historias son universales, sin embargo, en el desarrollo, esto no es cierto, al menos para los que somos hombres solteros blancos trabajadores heterosexuales, o mujeres morenas, o lesbianas pelirrojas o… bueno, creo que el punto se entiende.
La cinta en sí tiene momentos muy bien logrados y es interesante su propuesta al atacar dramas como el descubrimiento y aceptación sexual, especialmente en los dos extremos de la edad en sus personajes, pero tristemente estos se pierden al incluir clichés de género tan típicos como el presentar a un personaje con su perrito chihuanueño al que solo le falta salir de un bolso de mano. La cinta se mueve entre el drama, el romance y la comedia, sin terminar de aterrizar en alguno de estos géneros (pun intended). Los momentos de humor no terminan de cuajar y no tanto porque haya alguno donde se mete en medio de un intento de relación sexual entre hombres o que el público mexicano no esté preparado para este tipo de cine, sino porque no termina de convencer a pesar de las mejores intenciones. Igual quizás se debe a mi falta de identificación con los momentos y los personajes, pero curiosamente eso no ocurre cuando veo una película de Julián Hernández.
Hablando de Julián, uno de los directores más propositivos e interesantes que ha tenido el cine mexicano en tiempos recientes, es curioso como su cine logra plantear de mejor manera el amor como amor, sin necesidad de usar etiquetas como “relación homosexual”, a pesar de que incluya manejos y temáticas completamente gays. De la misma manera no discrimina y no tiene miedo a meter mujeres, lo cual, apoyado con su manejo de estética, llegan a darnos un producto cinematográfico mucho más completo que lo que Cuatro Lunas ofrece.
Tristemente Cuatro Lunas llegó a generar más ruido debido a que algunos compañeros del comentario cinematográfico o el mismo director mencionaban que había una discriminación hacia la exhibición de su película debido a su temática. Un momento, ¿no se supone que la temática es el amor, sin importar el género? Otras cintas como Las Horas Contigo, la cual se exhibió primero en la misma emisión del FICG y tuvo una semana de diferencia con su lanzamiento comercial llegaron a poseer más copias para distribución. ¿Complot? ¿Favoritismos? En otro texto hablaré más a detalle de Las Horas, pero esa es una historia más universal y accesible, y eso que no me llamó la atención debido a que es una historia demasiado femenina para mi gusto (sigo de misógino y sexista, no aprendo), pero fuera de teorías de conspiración o del hecho de que la otra cinta cuenta con un manejo de promoción y distribución distinta, debido en parte a las relaciones de la directora, en realidad Cuatro Lunas no tiene mucho para defenderse con argumentos como la supuesta homofobia en su contra. Simplemente es un producto no tan comercial que si bien tiene a su nicho bien identificado, no es lo suficientemente grande como para lograr una mejor taquilla. Que su nicho sea tan ruidoso como la marcha gay es otra cosa (alguien deténgame, por favor).
Aunque el manejo que tiene Tovar es muy distinto al de Julián, la comparativa es pertinente debido a que el segundo sabe el alcance que puede tener su cine y se enfoca en pulir la forma de su obra para que su obra se defienda sin necesidad de etiquetas o dichos nichos. Jamás ha pretendido que su cine sea completamente comercial y es honesto al respecto, mientras que Cuatro Lunas trata de plantarse como una cinta con un mayor alcance. Para lograrlo hubiera sido conveniente el replantear la historia y si en realidad es una cinta romántica, ¿por qué no usar eso de la inclusión y meter una mayor variedad de personajes? No necesariamente como historias que ilustren las “minorías” no incluidas, sino que al menos los personajes con otras preferencias sexuales no fuesen tan irrelevantes.
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