Peter Jackson regresa con la tercera parte de la innecesaria trilogía alargada y con anexos del antecesor de la saga del Señor de los Anillos. ¿Qué tanto vale la pena el cierre de estas casi nueve horas de efectos especiales que sirvieron para que Jackson terminara con su capricho de terminar con las adaptaciones de la serie que le dio la fama en la cultura popular?
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En la anterior entrega del Hobbit, nos quedamos esperando el ataque del dragón gigante con voz de Sherlock (cortesía de Benedict Cumberbatch) dentro de un poblado vecino. Mientras tanto, un grupo de enanos tragaldabas buscan y buscan dentro de los tesoros del dragón que fue a ajusticiar inocentes. La cinta empieza de lleno con esta acción, metiéndonos en medio de la evacuación del poblado en donde los habitantes sacan el cobre.
La filmación del Hobbit duró 266 días. Mientras que originalmente iba a estar dividida en dos cintas, al final se decidió hacerla trilogía de una vez, teniendo Un Viaje Inesperado de 169 minutos de duración, La Desolación de Smaug de 161 minutos, y la Batalla de las Cinco Armadas con 144 minutos de duración. Esto nos da casi ocho horas de duración. El audiolibro en Audible dura once horas. Estos números indican en cierta medida que Jackson no quería despedirse del todo de la obra de Tolkien, especialmente considerando que todas las películas de la saga salen con ediciones extendidas, por lo cual esta trilogía probablemente alcance la duración del audiolibro.
Mientras que desde la segunda entrega la historia finalmente agarra un ritmo interesante, es en esta tercera entrega en donde tenemos las tan esperadas batallas, como su mismo nombre lo indica. Las actuaciones y personajes más memorables siguen corriendo a cargo de Martin Freeman con Bilbo Baggins o el mismo Richard Armitage, el rey repuesto Thorin Oakenshield, siendo este el que tiene el mayor desarrollo con su personaje. Un desarrollo que desafortunadamente es más que previsible.
Uno de los grandes problemas con las precuelas es que uno ya conoce el destino final de los personajes, por lo que cualquier amenaza que caiga sobre ellos, carece de peso. Si lo has visto en una obra posterior, en este caso, la trilogía del Señor de los Anillos, sabes que sobrevive. Si no, pues ni te preocupes, por algo no es mencionado. Esto roba un poco de emoción a la historia, aunque al final lo más importante es el desarrollo de la misma. En su favor, dos terceras partes de la cinta corren de manera efectiva, gracias principalmente a que todo son catorrazos o preparación para batallas. Curiosamente es agradable el ver como antes de las peleas, personajes principales como el Bardo (interpretado por Luke Evans) busca el diálogo y la solución del conflicto de manera civilizada. En el lado negativo, esta cinta cuenta con más muertos y destrucción innecesaria que Man of Steel y no los veo chillando como nenas por la cantidad de orcos, enanos, chivos, borregos y uno que otro viejo buey que fallecieron a cuadro o fuera de él. Esto en parte es un problema por parte del establecimiento de la trama. ¿En realidad le importa al espectador lo que está en juego? Las cuatro armadas principales se pelean un sitio estratégico y no hay personajes que nos importen, además de alguno que otro enano u otro personaje que de antemano sabemos que veremos en lo que ahora vendrían siendo las secuelas. La muerte carece de significado, así como el resultado de las batallas que llenan el ojo entre las armadas de los orcos, los humanos, los elfos, los enanos y otra más que, como uno puede esperar, aparecerá en el momento en que todo parezca estar perdido simplemente para resolver un conflicto que no despierta emoción.
La trilogía del Hobbit es un capricho de Jackson quien cuenta con el suficiente presupuesto para hacerlo. La historia original es un cuento que al final es adaptado en más tiempo del que es necesario. Uno al ver el inicio de La Comunidad del Anillo tiene más desarrollo de historia en menos de diez minutos del que hay en hora y media de Un Viaje Inesperado. Jackson crea un producto enfocado más en los fans que en la gente en general, tomando detalles que no necesariamente ocurren en el mismo Hobbit para agregarlos y mientras que algunos son agradecibles como la aparición del Hechicero Hippioso, no es necesario incluir cada detalle dentro de la historia. Para el punto de las batallas en la tercera cinta, uno se encuentra más con la percepción de que está viendo un videojuego más que una película, especialmente si la ve en High Frame Rate.
Hablando de este elemento, mi reconocimiento para Jackson por impulsar esta tecnología que si bien ha estado presente desde hace años, él es el único que la ha aprovechado dentro de películas de gran alcance. En sus respectivas críticas ya mencioné acerca de las ventajas de contar con más cuadros por segundo, sin embargo encuentro un cierto retroceso o estancamiento para esta tercera entrega. En la segunda cinta se maquilló digitalmente buena parte de las secuencias para que no fueran tan molestas al ojo malacostumbrado a ver solo 24 cuadros y si bien dicho proceso se trata casi igual en esta tercera entrega, hay momentos en que el brinco de las secuencias fluidas en movimiento a otras más estáticas da un brinco molesto al ojo. En otro tiempo diríamos que hay cuadros perdidos en la cinta de la película, pero acá parece más un momento corrupto en el archivo digital.
A nivel visual, si bien hay peleas donde se agradece el High Frame Rate, especialmente la primera en donde se lucha por la vida del estimado Gandalf, y donde se ve una fluidez de videojuego bien diseñado, para momentos posteriores, donde se cuenta con entornos más claros, este elemento hace que los fondos digitales y las composiciones resalten los elementos digitales, haciendo que se vean deficientes y falsos en buena medida. Como he mencionado en mi crítica de Carmín Tropical, la mayor frecuencia de cuadros ayuda más a historias que quieran transmitir mayor realismo, no a entornos fantásticos.
A final de cuentas el Hobbit es una historia hecha por y para fans de la saga. Su innecesaria división en tantas películas cumple más necesidades financieras, especialmente cuando vemos que la primera hizo más de mil millones de dólares y la segunda casi logra dichas cifras. Para esta tercera se esperan al menos más de setecientos millones de dólares, aunque puedo decir que en la función a la que asistí, en 3D con High Frame Rate, no éramos más de veinte personas, por lo que quizás batalle para lograr tan buenos resultados. A nivel manufactura, la cinta es entretenida y no aburre en ningún momento, sin embargo no aporta detalles cinematográficamente memorables por lo que se quedará más como otra cinta de alto presupuesto de temporada del año.
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