Estas y otras críticas las podrán encontrar en el Quinto Especial de Cine Mexicano.
A más de un año de ser presentada en la emisión del 2013 del Festival Internacional de Cine de Morelia, es que finalmente llega a cartelera regular la cinta más reciente de Fernando Eimbcke.
Así como en sus cintas anteriores Eimbcke hace una exploración sobre la maduración y la confrontación con los cambios propios de la adolescencia, este tema es retomado en Club Sandwich. Héctor (interpretado por Lucio Giménez Cacho) está de vacaciones en un periodo en el que hacer nada es el plan, en compañía de su madre Paloma (María Renée Prudencio). En medio de esta comodidad en que la mayor preocupación es decidir si salir a tomar el solo o quedarse en su cuarto viendo tele, es que Héctor conoce a Jazmín (Danae Reynaud) simpática chamaca de edad similar con quien empieza a formar una relación casual, ante la mirada desconfiada de Paloma, quien no quiere perder a su hijo y mejor amigo y menos de manos de otra mujer.
La trama trata sobre la maduración y aceptación, pero curiosamente, no de Héctor, sino de la misma madre. El paso del tiempo es ese enemigo del ser humano que difícilmente aceptamos y en esta ocasión el crecimiento del hijo del que no se quiere despegar es lo que la pone en una situación incómoda.
Con una historia tan sencilla ubicada en medio de un limbo vacacional, el peso de la cinta cae sobre las actuaciones. Renée Prudencio es quien destaca por su naturalidad, la misma que comparte con Lucio. Como anécdota de producción, comentaba Eimbcke que al estar buscando a su actor, la actitud que tenía el hijo de Daniel Giménez Cacho fue lo que más le atrajo, ya que al proponerle la película, mostraba una cierta indiferencia, la cual se traslada perfectamente a lo que tenía visionado como el personaje de su historia. Aquí cuestiono si en realidad hay una actuación o simplemente fue Lucio "as himself" pero frente a la cámara. La tercera parte fuerte de la cinta viene de la mano de Danae, quien es siempre sencilla y encantadora.
Quizás debería de volver a ver la cinta, ya que aunque la encuentro eficiente y acorde al estilo de Eimbcke, me dejó una sensación tan gris como la existencia misma de los personajes. Lejos quedó el manejo de emociones que tenía Lake Tahoe o los pequeños momentos memorables de Temporada de Patos. No es porque no se incluya algo de ese estilo en esta cinta, sino que se siente como "más de lo mismo". Sin embargo en otros detalles como en el trabajo de imagen y fotografía, ese "más de lo mismo" ayuda bastante a la historia. Planos largos cortesía de un cuidado trabajo de cámara, la cual aguanta la imagen para explotarla como parte de la historia.
Quizás si hubiera salido el año pasado hubiese tenido mejor aceptación esta cinta, la cual contó con nominaciones al Ariel, a principio de año. Desafortunadamente una fórmula bien ejecutada como es lo que pasa con Club Sandwich se ve eclipsada ante trabajos más relevantes y propositivos como Carmín Tropical o Güeros, aunque es agradable tener tres formas tan distintas de hacer cine en nuestro país, siendo la película de Eimbcke la que cae dentro de lo que se espera de la producción nacional.
Igual la fecha de lanzamiento ayuda, ya que si no quieren ver Juegos del Hambre, es una de las pocas opciones alternativas disponibles en cartelera. Eso, si alcanzan una de sus pocas copias disponibles. En este caso, es completamente recomendable, como buen plato cinematográfico.
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