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17 de agosto de 2014
Más negro que la noche
Dentro de lo que he catalogado como un caso peculiar de Taboaditis aguda, es que nos llega el tercer remake de la obra de Carlos Enrique Taboada, quizás el más reconocido director de cine de horror de nuestro país.
Estas y otras críticas lass pueden encontrar en el Quinto Especial de Cine Mexicano e Iberoamericano
La historia es de esas que aunque no las conozcamos, es como si la hubiéramos visto varias veces. Tía con dinero muere y deja un fondo de producción millonario que será otorgado a un grupo de realizadores con la condición de que hagan una película sobre un gato donde no aparezca el gato, y se llene con estereotipos femeninos y se haga en tres dimensiones. En caso de no ser así, se les aparecerá en las noches y les jalará los pies. Bajo esa premisa, o una similar, es que llega la más reciente cinta de Henry Bedwell.
Como bien menciona Ernesto Diezmartínez en su crítica, quien sabe que mosco le picó a los realizadores para hacer malos e innecesarios remakes de la obra del irregular Carlos Enrique Taboada, especialmente si consideramos que la premisa de Más Negro que La Noche no es particularmente original. Grupo de chicas se queda en casa cuasi abandonada donde fuerzas sobrenaturales acosan. El problema principal además de su ejecución, viene en la falta de comprensión de lo que hizo interesante a la obra original.
Para hacer una comparación un poco más justa, después de ver el remake me puse a desempolvar mis DVDs y ver de nuevo la historia de la loca del gato. Taboada tenía un excelente manejo de atmósferas además de haber patentado el plano nalgamericano con calzón de encaje en sus películas. Las protagonistas son simpáticas y se logra cierta empatía. Curiosamente la mansión utilizada en la cinta original se ve como una casa que sigue siendo utilizada, sin necesidad de mostrarla como un lugar con pésima iluminación y donde a pesar de contar con un ama de llaves, todo se encuentra descuidado o empolvado, como ocurre con el remake. De la misma manera, el guión aunque es sencillo es más creíble. La tía al morir deja de encargo a su adorado gato a su sobrina, quien se va a vivir a la mansión heredada con unas amigas, entre las cuales una tiene un canario. Al gato le gana su naturaleza y se come al canario, lo que ocasiona la antipatía de la dueña, lo que ocasiona el duelo que se tornara sobrenatural. En la nueva versión se cambia al canario por un hurón porque los canarios no están de moda y se decide aderezar la sencilla trama al incluir una hermana fantasma, una amante maldita y cosas tan necesarias como una granizada en medio partido de futbol. Desafortunadamente los nuevos elementos no aportan absolutamente nada haciendo que la historia se sienta más hueca e irrelevante, casi tanto como los personajes.
En el aspecto técnico hay quienes mencionan que la tridimensionalidad de la cinta está bien lograda, pero aquí aplica el opuesto al caso de que aunque seas un buen fotógrafo, no falta el ignorante que te chulea la cámara y dice que ha de tomar muy buenas fotos. La fotografía no está pensada para 3D aunque técnicamente luzca decente buena parte de la película. Se nota la profundidad y la misma luce bien, sin embargo en una película de este género, la calidad de imagen va en detrimento. Mientras menos y más borroso veamos el mal que nos acosa, mejor.
El manejo de capas es... peculiar. Por ejemplo, en la mayoría de las escenas con close o medium close ups donde aparece "la lesbiana", la imagen se ve descuadrada. La vemos de lado pero su cabello salta y se ve más cercano al espectador que su hombro, siendo que su hombro está más cercano. Lo mismo ocurre con varios elementos. Se nota que aunque supieron setear las cámaras, no supieron encuadrar pensando en el 3D. De nada sirve tener o ramas secas en una alberca abandonada que sobresaltan en primerísimo plano mientas que el resto se ve plano. Lo mismo ocurre con el juego de enfoques. El tener un candelabro en primer plano, resaltando, desenfocado, va en detrimento. Es aplicar el manejo de separación de elementos pensando en fotografía tradicional, usando enfoques, en lugar de la dimensión.
Claro que es la primera cinta hecha en 3D en nuestro país, pero al usar cámaras Epic, las cuales son de lo más común para la renta de equipo, no se debe de considerar eso como un plus, especialmente cuando no se saben aprovechar. El uso de la dimensión extra como un gimmick para cobrar más es lo que hace que cada vez queramos ver menos películas en este formato. Curiosamente hay una diferencia notable entre esta cinta con 3D Nativo y Guardianes de la Galaxia, que tiene conversión digital. En Guardianes las capas aportan a crear un entorno, aunque desafortunadamente pasa a un segundo plano ya que dicha profundidad no es explotada en la imagen. En el caso de Más Negro que la Noche, si bien no dudo que en la post producción hayan revisado el material para revisar que hubiera profundidad de imagen, no se hizo una adecuación en escenas como las ya mencionadas donde hay elementos que se descuadran feamente en la imagen. Hay técnicos que se dedican únicamente a revisar esos elementos, aunque me queda claro que en México no hay mucho campo de trabajo. Yo me ofrezco como asesor con mucho gusto.
A final de cuentas la cinta termina siendo una obra completamente olvidable. A pesar de la edad que tiene la original, funciona mucho mejor en el entorno actual. Tristemente se sigue desacrando innecesariamente la memoria de Taboada cuando tenemos películas clase B que funcionan mejor que la primera cinta rodada en 3D en México.
3 comentarios:
Después de haber hablado con director y productores concluyo: el 3D fue para presumir y para cobrar. La película es mala y la versión en video va a morir en 3 meses. Ya dije.
Saludos xD
Se me hace tan raro leer comentarios en un blog. :p
¡Gracias por la info en exclusiva! Chale, la neta me hubieran dado chamba para asesorarlos. Eso no hubiera hecho mejor la película, pero me hubiera tocado un varo. :p
Qué churro más espantoso! Terminé con jaqueca.
Taboada se revuelca en su tumba.
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