Mientras que por una parte tenemos las secuelas descerebradas pero efectistas que generan bastante dinero como la cuarta entrega de Transformers, por el otro tenemos películas que se enfocan simplemente a hacer lo que deben hacer: aprovechar los avances tecnológicos para contar una historia de manera efectiva. Dentro de esta categoría tenemos El Planeta de los Simios: Confrontación.
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Han pasado varios años desde que la gripe simia diezmó la población humana. Mientras que César (Andy Serkis) lidera de manera pacífica su comunidad de monos es que se encuentran con un grupo de humanos quienes buscaban poder acceder a una presa que se encuentra dentro del territorio dominado por la especie dominante. Una tenue paz se ve amenazada por la desconfianza y los intereses personales de ambos lados, lo cual lleva a la confrontación que da nombre a la película.
Continuando con el trabajo iniciado por Rupert Wyatt en Rise of the Planet of the Apes (o El Planeta de los Simios: ®evolución) es que Matt Reeves toma la batuta tanto para esta película como para su secuela anunciada. Aunque podría parecer que es más un director de “encargo” gracias a su experiencia en televisión o en hacer remakes como Let Me In, aporta de manera efectiva dentro de la narrativa de esta entrega del Planeta de los Simios.
La comparación con Transformers es pertinente ya que en ambas cintas hay un alarde de efectos visuales, pero mientras que en la franquicia de los juguetes no importa el realismo ni la historia, en la serie del Planeta de los Simios es un instrumento en pro de la historia. Mientras que todavía faltan detalles que se notan extraños en el movimiento de los peludos personajes, la depuración en la expresividad facial ha mejorado a pasos agigantados, lo que vuelve a los personajes digitales más cercanos, alejándonos del Uncanny Valley que parecía incruzable en tiempos en que Robert Zemeckis quería mostrar la captura de movimiento y animación como algo viable.
La mayor parte de la película la transcurrimos en compañía de César y Koba (interpretado por Toby Kebbel), donde conocemos la sociedad creada y mantenida por ellos. Los diálogos en voz son mínimos, ya que la mayoría de las conversaciones corren con idioma de señas. Esto ayuda al espectador a que ponga más atención a lo que ocurre en pantalla, ya que lo más importante son las acciones. La primera escena nos muestra una cacería ejecutada por los monos, algo que actualmente podría considerarse como una actividad nada civilizada, pero que ilustra el nivel de organización que tienen los personajes. Hay preparación, confrontación y camaradería, especialmente cuando hay algún evento inesperado. Al regresar a la pequeña ciudadela que han construido, conocemos más acerca de la vida dentro de su sociedad. Hay distintas clases que colaboran incluso en aspectos como educación y salud. Es algo rudimentario, quizás, pero que nos marca la evolución que se ha tenido desde la última vez que los vimos.
Lo más interesante, tanto a nivel técnico como actoral, es lo que ocurre en la nueva sociedad que se muestra más civilizada que la nuestra. Lo menciona uno de los soldados humanos al verlos: ellos tienen la ventaja de su lado, ya que no dependen de energía eléctrica ni de otros aspectos que son tan parte de nuestra vida. César, para evitar una confrontación, busca dejar en claro que no se dejará intimidar, y para lograrlo se presenta en compañía de sus compañeros, armados con lanzas y montados a caballo, frente a uno de los puntos de control y acceso a la parte de San Francisco habitada por humanos. Es impresionante e intimidante a la vez. A pesar de que nosotros tenemos armas de fuego, la cantidad de balas para acabar con los oponentes sería apabullante. En cierta manera mezcla la imagen del conquistador español, quien al llegar a tierras americanas se veía poderoso montado a caballo, pero en esta ocasión quien lleva las riendas es un ser más primitivo pero que actúa con raciocinio e inteligencia. Llega a dar un aviso con pintura de guerra en el rostro, sin embargo el mismo es para prevenir un conflicto mayor.
Mientras que la parte más destacable se da entre las relaciones establecidas por César y su comunidad, estas se ven complementadas por el factor humano. Malcolm (Jason Clarke) tratará de ser la voz de la razón y negociar con los simios para poder lograr cruzar por el terreno marcado como propiedad de los mismos. Los humanos se refugian en una parte de San Francisco y ante la inminente pérdida de energía, buscan reactivar una presa que está tras dicho territorio. Mientras que se hacen negociaciones envueltas en desconfianza, surgen conflictos en ambos lados, los cuales desembocan en la confrontación entre especies. La imagen del simio racional con lanza y pintura de guerra pasa a otra, en donde lo vemos montado y con arma de fuego.
Dawn of the Planet of the Apes, junto a Edge of Tomorrow son evidencia de que el cine veraniego puede hacerse con calidad técnica y narrativa. Una secuela surgida de un relanzamiento por una parte, una adaptación de una novela por otra, ilustran que el problema no radica en el complejo de secuelitis o adaptaciones que es la constante en el cine de los últimos años. Hay lugar para todo tipo de obra pero la manera en que dichas historias son contadas es lo que las vuelve memorables. Por lo mismo, El Planeta de los Simios: Confrontación es una de las mejores películas de esta temporada, y se encamina a ser uno de los relanzamientos mejor ejecutados, junto a Star Trek.
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