Esta y más críticas las pueden encontrar en el Quinto Especial de Cine Mexicano.
No soy fan del Jodo aunque hay algunas de sus películas que me gustan. Santa Sangre o La Montaña Sagrada son de esas memorables. Sin embargo, sus trabajos más valorados como El Topo me parecen de risa loca. Un gurú new age que se siente el salvador y no tiene empacho en anunciarse como tal en sus películas o fuera de ellas.
En la danza el Jodo toma la fórmula "Facundo Cabral" para las canciones y con eso hace una película que combina el recital poético con narrativa más convencional mientras hace una reflexión sobre su vida de manera peculiar. Bueno, tan peculiar como el cine de Alejandro Jodorowsky.
Probablemente lo más interesante dentro de esta fantasía cuasi realista es el análisis que hace sobre su vida y nos comparte en la cinta Alejandro. La historia no trata tanto sobre él sino sobre su padre Jaime, interpretado por Brontis, hijo de Alejandro. Su visión, sus traumas, su perspectiva establecida desde niño para ser aceptada por la visión del padre recio se muestran al inicio de la cinta pero no son la parte central de la obra. La reflexión sobre la comprensión del padre es el eje y a su vez, la parte mejor elaborada dentro de la obra.
Mientras que la mayoría del cine de Jodorowsky es más comprensible bajo la influencia de “hierbas fumables medicinales” (o eso leí en internet), en esta ocasión Alejandro mesura su estilo para hacerlo más accesible, logrando una película casi coherente. Sus temáticas características como la inclusión de mutilados, travestis, crítica a la iglesia, aparición de figuras redentoras o incluso momentos de pipi-popo-pitos (mostrados de manera diferente a A Million Ways to Die on the West) continúan, para beneficio de sus seguidores, sin embargo a nivel narrativo lo que funciona mejor es lo que se podría considerar normal, y es la búsqueda de Jaime, la figura paterna, por la redención, al confrontar la figura del dictador de la nación, siendo curiosamente el mismo Jaime una figura dictatorial dentro de su familia y círculos inmediatos.
¿Todavía tiene el Jodo algo que aportar dentro del cine, considerando que estuvo en el exilio por más de dos décadas? Tanto la Danza de la Realidad como el documental enfocado en su fallido proyecto de Dune indican que sí. Mientras que para Dune Alejandro se lanzó sin saber en lo que se metía, por una especie de impulso cuasi espiritual, para La Danza lo hace con pleno conocimiento y manejo de la historia. A final de cuentas es su visión sobre su progenitor y la forma en que hace las paces con él dentro de esta película familiar. Bueno, familiar porque incluye a varias personas de su misma familia, como es su costumbre. Ahora que lo pienso creo que esta película es ideal para verse en el día del padre.
No sé si catalogar esta cinta como una obra más madura del director. Es más mesurada, es un hecho, pero jamás abandona su estilo visual o narrativo. Es más refinada y coherente, lo cual quizás no sea tan agradable para sus seguidores que lo adoraban por su imaginería visual. Al mismo tiempo, quizás por la edad, no hace tanto énfasis en su crítica sobre el sistema político y religioso. Su comentario al respecto está presente, pero no se siente como queja de Rius contra el catolicismo. Por detalles como estos la recomiendo, viéndola como la obra más accesible del autor y algo que hace excelente juego si después se complementa con el documental de Dune.
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