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26 de marzo de 2014
FICG 29 (2014) - Quinta Entrega
Matar a un hombre
La vida es dura en la calle, incluso si tienes un trabajo estable, pero vives en una zona peligrosa. Jorge es un hombre de familia que es asaltado por Kalule, el maloso del barrio. Su hijo decide ir a recuperar algo de lo robado pero es recibido por Kalule con un balazo. El sistema de justicia chileno, que se muestra tan tristemente parecido al mexicano, no puede hacer mucho y aunque sentencia a prisión al Kalule, éste al salir después de un año, decide cobrarle a Jorge y su familia el tiempo que duró encerrado.
A pesar de la insensibilación que podemos tener a la muerte, gracias a el contacto que tenemos con ella en distintos medios, no es fácil manejarla. ¿Cómo puedes lidear con alguien que atormenta a tu familia y contra quien no puedes hacer nada y el mismo gobierno y las instituciones de supuesta protección no están dispuestas a ayudarte a menos que vengas al ministerio público con un puñal clavado en la espalda y la mano del atacante unida al mismo.
En esta cinta vemos la confrontación con tan difícil camino. Matar suena fácil cuando no tienes otro camino, pero eso sólo pasa en la ficción. En la vida real, cuando tienes una conciencia, es más difícil de lo que parece. Hay consecuencias, las cuales podrían atormentarte igual o peor que una persona.
Pelo malo
Junto con El Lobo detrás de la Puerta, la mejor cinta en competencia que he visto en el Festival.
Mariana Rondón nos trae la historia de Junior, un chico de 9 años que sólo quiere lucir como un cantante de moda. ¿El problema? Su cabello chino chinísimo. Trata de todo para alaciarlo y sólo su abuela lo apoya, ya que su madre mira con desdén todo lo que hace el niño. No hay figura paterna y la misma obsesión con el cabello que tiene Junior es una especie de escape en un entorno difícil en el que hay una idolatrización por el militarismo de una Venezuela caudillista. Junior no quiere lucir como su padre, cuya vida fue reclamada. La abuela prefiere manipulado para que luzca femenino y así se quede con ella. La madre no sabe lo que quiere pero no está en una situación económica fácil y no puede lidear con un niño que busca reafirmar su identidad cuando no tiene alguien cercano a quien imitar.
Otra de esas historias mínimas, con una anécdota sencilla pero que gracias a personajes entrañables y un excelente manejo de los elementos del entorno, nos dicen todo lo necesario para que la historia sea una de las mejores que se exhibieron en este Festival. Puntos extras por la inclusión de un tema musical que los que lo vimos no nos podemos quitar de la cabeza. Un inglés dijo «ye ye» y un francés dijo «oh la la»...
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