No quiero dormir sola



La ganadora del pasado Festival Internacional de Cine de Morelia llegó a las carteleras con casi una veintena de copias, lo que significa que tiene exhibición limitada en el Distrito Federal y eventualmente llegará al resto del país para aquellos que gustan del cine festivalero. ¿Qué es lo que ha hecho que esta cinta de Natalia Beristain haya tenido buenos comentarios en estas fechas por parte de la crítica especializada?

La cinta nos habla de Amanda (Mariana Gajá) quien busca llenar su existencia solitaria con compañía nocturna masculina, la cual no acude precisamente a ver cómo duerme. Mientras su existencia NiNi  treintañera continúa con un ritmo de vida agradable y sencillo es que le informan que debe de hacerse cargo de su abuela Lola (Adriana Roel), actriz retirada que llena sus tardes con alcohol. Es con el contacto incómodo entre ambas que surge un proceso de maduración que les cambia la vida.




La cinta la vi este fin de semana solo para que, después de la primera escena, recordara que ya la había visto antes, en algún festival. ¿Cómo era posible eso? Revisé mis anotaciones sobre dichos eventos y me encontré que en mi resumen del FICM escribí lo siguiente: “No quiero dormir sola, cinta en donde una chica nini que se siente fotógrafa debe confrontar el hecho de que su abuela la necesita en sus últimos años, con su respectivo daño físico y mental que llega con la edad. La chica que cambia de pareja de cama como su abuela cambia de bebida alcohólica descubre que la familia sirve para algo más que para pedir dinero. Película semi hormonal que pasa a la categoría de prescindible. Nunca confíen en una cinta de una ahijada del Festival de Morelia. Primero hacen cortos y luego dicen hacer películas.”

Vaya, curiosamente no recordaba haber visto la cinta pero mi memoria se reactivó con la segunda ocasión en que la tuve en proyección, ahora en circuito comercial. ¿En realidad me pareció tan prescindible y olvidable que me hizo creer que no la había visto, meses después? La subjetividad y las circunstancias me hicieron considerarla de tradicional fórmula festivalera con aderezo hormonal. Curiosamente en la revisión de la obra debo reconocerle una manufactura cuidada y una narrativa efectiva. Sin embargo, jamás empaticé con el personaje de Amanda, lo que seguro ocasionó mi repudio inicial. La sinopsis habla de la necesidad de compañía que tiene la chica y que llena con el paseo de amantes cambiantes. Por lo que escribí, eso lo capté en mi primera vista, pero en la segunda lo pasé completamente por alto (no hay a cuadro más de dos calienta camas) a pesar de que logré apreciar de mejor manera la edición, el ritmo visual y la calidad actoral de las actrices, especialmente de  Adriana Roel.

Precisamente el hecho de que me enfocara más en el personaje de Lola (Adriana) es lo que hizo que la cinta me agradara más a pesar de ser la historia más triste. La abuela olvidada que llena sus vacíos existenciales con el alcohol y el olvido del resto de la familia me pegaba a nivel personal. Odiaba a la nieta que a regañadientes desconocía el vínculo familiar y prefería quejarse del padre ausente por no hacerse cargo de su propia madre pero es incapaz de hacer ella algo a menos que sea una emergencia. ¿Cómo podemos esperar que Amanda pueda hacerse responsable cuando en su propia vida es incapaz de mostrar ese aspecto para sí misma? La abuela no tiene de otra más que de escapar dentro de las fantasías de su cabeza, ocasionadas de manera involuntaria por la edad y el alcohol, pero es la única realidad que le queda. ¿Amanda? Ella es joven y puede hacer lo que desee. A través de la historia empezamos a ver una historia de comprensión y aceptación. Recuerdo que mi padre me decía “Como te ves me vide, como me ves te verás”. Eso es lo que ocurre en esta historia mientras que Amanda pasa por su proceso de maduración.



Mientras los personajes de la película se reconcilian entre sí, lo mismo ocurre con la visión de mi yo del pasado festivalero y el del pasado reciente.  La cinta no es lo mejor que he visto del cine nacional este año (ese honor lo conserva Halley) pero para nada es una mala película. Sin embargo, quizás hay elementos que al final me resultaron irrelevantes a pesar de que es con lo que se vende la historia desde la misma sinopsis. La soledad de Amanda no me transmite nada a pesar de que ande en el mismo rango de edad de ese personaje, pero como trabajo, tengo responsabilidades, contacto con mi familia, y una vida sentimental aparentemente menos satisfactoria (debido a que no tengo tantos acostones como los que supuestamente tiene la chica)  me parece superfluo su supuesto conflicto. Por otra parte el acercamiento al olvido y el como se desvanece poco a poco lo que queda de Lola, quien en su momento fue una actriz reconocida y venerada para pasar a ser una vieja alcohólica, me pegó más duro. Todo esto es meramente subjetivo pero afecto mi percepción de la historia. Al final, como mis visiones, los personajes se reconcilian dándonos un desenlace excelentemente ejecutado.  ¿Vale la pena verla? Desde luego, pero solo sí les gustan las cintas sencillas de historias personales con las que, debido a la naturaleza de los personajes, cueste un poco trabajo el sentirse afines, aunque el conflicto real es más universal que una vida desobligada.

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