Termina oficialmente el Décimo Festival Internacional de Cine de Morelia y se anuncian los ganadores en sus distintas categorías, siendo las más importantes los premios a Mejor Largometraje Mexicano, Mejor Largometraje Documental Mexicano y el Premio del Público.
Desafortunadamente por falta de tiempo (ya ven, uno que trabaja y no escribiendo esto) de las ganadoras (No quiero dormir sola, de Natalia Beristaín, ganadora como mejor cinta de ficción, I Hate Love, de Humberto Hinojosa, ganadora del premio del público y Inori, de Pedro González Rubio, ganadora del premio al mejor documental) solo pude ver la primera, y al parecer el concenso se reflejó en la premiación, al ser una cinta bien ejecutada, aunque a nivel personal no me gustó. Probablemente porque el manejo de la historia y sus personajes no me atrajeron, aunque la temática es de mi interés.
A continuación están mis impresiones sobre las cintas vistas en este festival, en el orden en que fueron vistas. Todos los comentarios fueron publicados en
nuestra página de Facebook, que se actualizaba cada que tenía red y hacía fila para otra función. Si quieren la versión condensada, puedo decir que lo mejor del festival para mi fue La Casa Emak Bakia, Final Cut, Ladies and Gentlemen, La Caza, Cosmópolis, The Master y Halley. Los comentarios un poco más extensos aparecen a continuación.
Everything or Nothing es un fascinante documental sobre la historia tras cámaras de 007. Muy recomendable, aunque no pude verlo completo usa que tuve que salirme para ver...
Amour, Haneke no se anda con medios chiles y narra de manera efectiva una historia sobre lo triste que es el cómo se desvanece una persona con el paso del tiempo. Dura, cruda, triste manera de reflexionar sube la inevitabilidad de nuestro ocaso como seres pensantes.
Anna Karenina, cinta en donde la realidad se vive como una puesta en escena en medio de una historia de amores prohibidos y mujeres caprichosas. Increíble diseño de arte y manejo de fotografía.
The Master, creo que necesito volver a verla, ya que en un par de ocasiones hice algo más que sólo cerrar los ojos para parpadear. Increíble trabajo actoral y de dirección. Una cinta un poco pesada y que creo será mucho mejor apreciada conforme pasen los años. Interesante manejo de la exploración que hace a la naturaleza humana.
In another country es de esas raras películas de Festival que no te dejan emocionalmente desgastado. Tres visiones distintas de narrar una historia con los mismos elementos y que al final tienen guiños que se complementan. Aquí se resuelve la duda de donde estaba uno de la personajes de Amour, aunque me hace creer que en Francia sólo hay una actriz. Una cinta ligera pero muy divertida sobre la percepción y las diferencias culturales.
Saluda al diablo de mi parte es una cinta de manejo eficiente y ritmo truculento en donde se hace uso de falso suspenso. Lástima que el guión es muy deficiente. Tendré que consultar a mi colombiana favorita para que me ayude con el contexto histórico de la cinta para ver si me perdí de algo o de a tiro la cinta es prescindible. Tiene unas cuantas escenas de acción efectivas, aunque por momentos parece ser Taken región 4.
Cosmópolis es un impresionante road movie que en lugar de recorrer lugares se pasea por ideas y esas cosas que habían los rincones de la mente. Al parecer el niño Crepúsculo sabe actuar, aunque para el final de la cinta alguien le pone una cátedra en menos de 15 minutos, con todo y toalla en la cabeza.
La Caza: historia sobre cómo se puede destruir una vida gracias a los chismes y las suposiciones. Los niños no mienten, ¿cierto?. El problema es cuando no saben reconocer la diferencia entre la verdad y lo que les dicen que es la verdad. Pueblo chico, infierno grande, y suposiciones sobre un caso de abuso sexual en donde alguien pensó demasiado en los niños.
No quiero dormir sola, cinta en donde una chica nini que se siente fotógrafa debe confrontar el hecho de que su abuela la necesita en sus últimos años, con su respectivo daño físico y mental que llega con la edad. La chica que cambia de pareja de cama como su abuela cambia de bebida alcohólica descubre que la familia sirve para algo más que para pedir dinero. Película semi hormonal que pasa a la categoría de prescindible. Nunca confíen en una cinta de una ahijada del Festival de Morelia. Primero hacen cortos y luego dicen hacer películas.
La vida precoz y breve de Sabina Rivas, adaptación cinematográfica sobre la historia de las desventuras de una adolescente que busca migrar al norte para salir de una vida difícil de teibolera. El problema es que su norte es nuestro sur, la migra mexicana es peor que la gringa y la división de poderes entre ejército, países y los Maras no ayudan a cumplir el sueño sudamericano. Mandoki sigue demostrando que sabe manejar producciones de peso, gracias a sus nada despreciable apoyos, sin embargo a nivel narrativo sigue sin convencerme del todo. Quizás por que tiene final de película festivalera, en donde hay elementos de escándalo gratuito que no ayudan al desarrollo de la historia.
Argo: todo indica que Ben Affleck le aprendió una cosa o dos a Kevin Smith sobre dirigir y actuar en la misma película... con la diferencia de que Affleck lo sabe hacer bien. Increíble thriller que seguro se cuela a los Óscares. Al ver los primeros minutos de película uno entiende por qué los de Warner querían al buen Ben para encargarse de la Liga de la Justicia (y uno se pregunta si los del estudio vieron el resto de la cinta), pero es mejor que el realizador siga haciendo su cine, ya que tiene mucho talento para desarrollar y un récord perfecto por conservar. De lo mejor del año, sin lugar a dudas.
La casa de Emak Bakia: ¿Qué tienen en común una princesa rumana, 30 elefantes y la resurrección de un payaso muerto con Man Ray? Todos aparecen en un documental de recorridos tan bien planeados que son azarosos a todas luces. El recorrido del autor para descubrir la casa que da título a la película es fascinante por qué incluye tantos giros que no importa si logra o no encontrar un lugar, ya que es una experiencia reveladora e increíblemente divertida. El mejor documental que ha visto en el Festival y se va directo a mi lista de las mejores 10 cintas del año.
Fogo: una cinta que a pesar de apenas pasar de la hora se siente más larga. Fogo es una comunidad en Canadá que empieza a quedar despoblada debido a que es insostenible seguir ahí. Conocemos la vida de tres de sus habitantes y sus puertos así como su lucha por sobrevivir. La cinta se siente como trabajo escolar hecho al aventón y en realidad lo es. Todo pudo ser narrado en diez minutos sin tanto problema.
Post Tenebras Lux: después de Luz Silenciosa juré jamás ver algo del sobrevalorado Reygadas, pero la realidad es que lo que llama cine sirve como tema de conversación. El señor es hijo mimado de Cannes y gana un premio por mejor director cuando es incapaz de dirigir actores de verdad. No hay historia coherente y fuera de simbolismos baratos, es igual o más débil que su cortometraje parte de Revolución. Desnudos y cogidas gratuitas, un diablo animado en dos dimensiones que casi hace que me bote de la risa, flashbacks mal montados que al parecer los puede tener un personaje después de muerto. ¿Algo a su favor? Primera película del director en la que no me duermo... y hay una auto decapitación barata. Reygadas hizo carrera al revés, primero triunfa en Cannes y después se dedica a hacer vídeos familiares que trata de hacer pasar por películas.
Siete psicópatas: curiosamente, otra cinta con pase automático a mis diez preferidas del año. Un guionista es ayudado por su mejor amigo para poder escribir el guión de una película enfocada en siete psicópatas. Todo va bien, excepto por el hecho de que el amigo usa recursos poco ortodoxos para ayudarlo a encontrar la inspiración, y cuando esto choca con el hecho de su modo de vida como secuestrador de perros, es seguro que habrá varios problemas divertidos. Una historia que tiene tintes de meta ficción bien aprovechados y que es ampliamente recomendable.
Final Cut, ladies and gentlemen: así como Siete Psicópatas comenta el cine mientras lo hace, esta cinta húngara rinde tributo al cine mientras lo hace. Una historia de amor con escenas cien por ciento recicladas, ya que combina fragmentos de películas de todo tipo y nacionalidad ilustrando lo universal que es el lenguaje cinematográfico. De las pocas cintas en donde puedes sufrir como Cenicienta, esperar que Superman te salve y corras como Lola. De esos experimentos narrativos sabrosos que vale la pena ver.
Halley: probablemente la cinta más fuerte y a su vez una de las más sencillas. Si bien la mayoría de los espectadores tenemos un cansancio con todo ese cine contemplativo de moda festivalera que abunda desde hace algunos años, Halley toma esa fórmula gastada y en vez de mostrarnos amaneceres campiranos innecesariamente largos, toma al ser humano y su degradación corporal como tema central. Beto, el personaje principal, padece una enfermedad que poco a poco lo carcome desde dentro y somos testigos de ese proceso de una forma íntima y cercana, tanto a nivel visual como narrativo. Por lo pronto, mi favorita en la categoría de competencia, aunque no es una cinta que le recomendaría a todo público.