La sobre explotación de los clichés es uno de los males del cine nacional. Estoy hasta la madre de la visión del pueblito, de la gran urbe (el DeFe, ya que al parecer no existe otra, según los guionistas) y del cumplimiento del “Mexican Dream”, ustedes saben, el pueblerino que va a triunfar a la gran ciudad. Coño, yo soy originario de una ciudad pequeña y actualmente me encuentro reubicado en el Destritus (así como varios miles de habitantes) pero no me identifico para nada (igual que los varios miles de habitantes mencionados) con la falacia de la trama planteada.
El jueves pasado, mientras venía saliendo de la chamba, escuchaba en el radio una entrevista con Carlos Cuarón. Parecía que el fulano se estaba esforzando por hacer todo lo necesario para que nadie fuera a ver su película, mientras que el Sopitas le hacía preguntas. Mostraba un desconocimiento de la musicalización de la cinta, planteaba su “versatilidad citadina” al mencionar que ha andado desde con gente de Neza hasta de las Lomas (joder, creo que yo soy más versátil que el señor) además de que al parecer tenía la creencia de que mientras más nombres famosos tiraran de gente envuelta en su proyecto, más nos convencería de ir a verla (eso y el mencionar que él siempre le da el visto bueno a los guiones que su carnal dirige). Honestamente representaba la antítesis de lo que me gusta ver en el cine nacional (con verdaderos representantes como Iván Ávila Dueñas, Jaime Aparicio o Everardo González, los cuales saben sacar proyectos de huevos aunque les termine costando uno y mitad del otro) y sin embargo fui a verla, con todo en su contra desde mi perspectiva personal.
Y…
Debo reconocer que me gusto.
Sip, me gusto. No es la gran cosa, pero me divertí bastante con la cinta y hasta me emocione. Hace un juego interesante de clichés absurdos, la vi luego de escuchar a un guionista/director cuyo proyecto es anunciado como la primera producción de “Los Tres Amigos” (Cuarón, Del Toro e Iñárritu) y honestamente es una vil mamada que dicho proyecto se encamine con el hermano de uno de ellos, y peor aun que salga a la luz con actores principales como los hermanos caradura, digo, Diego Luna y Gael García, dándonos la ilusión de que podríamos ver “Y tú mamá también… juega futbol” o algo así.
Pero bueno, ¿de qué demonios trata la historia? Dos hermanos que trabajan arduamente en un plantío de plátanos ven cambiado su destino cuando una oportunidad les cae en frente, pero solo a uno de ellos, ya que un agente descubre talentos conocido como el Batuta (Guillermo Francella) les dice que se llevará a uno de ellos a la capirucha a probar suerte en el futbol. El destino se define en un tiro final por parte del Tatto, el Cursi (Gael Garcia) contra su hermano Beto “el Rudo” (Diego Luna). Es a partir de ahí que los destinos de los hermanos se separan y reúne después demostrándonos que la vida es como un juego de futbol (aunque Alex Lora diga que es como un juego de ajedrez).
Entre los chistes que van de lo divertidos a lo pendejos, los momentos que pretenden reflejar la realidad del futbol en varias ligas, las intrigas amorosas y de la venta de productos para la salud, es que la historia transcurre entre la búsqueda del éxito musical por parte del Cursi, mientras su hermano usa (y abusa) su dinero en el juego.
La historia nos es mostrada por Batuta, quien funge de narrador, y nos da su peculiar punto de vista… claro, cuando es pertinente y no de manera consistente en toda la trama. La inocencia de nuestros personajes da para varios momentos entretenidos (y dejando en claro que los pueblerinos o rancheros estamos tapados del cerebro, claro está) y la historia pretende cerrar de manera circular de la misma manera que inicia. Después de todo, las inconsistencias mostradas desde el casting hasta el desarrollo pueden quedar de lado, teniendo bonitos momentos en que tanto Gael y Diego aparecen a cuadro (excepto cuando deben mostrar sus habilidades futbolísticas, quedando esto solo como comentario fuera de cuadro) después de todo, ellos son los que venden.
A final de cuentas la cinta es entretenida por momentos. Sigo sin entender porque me agrado, siendo que al analizarla tengo mucho más en su contra, que a favor. Tal vez sea el hecho de que finalmente estoy volviendo a ir a las salas de cine de manera regular que ya todo me parece maravilloso, pero en realidad no es (tan) mala. Qué importa que la selección musical sea dispareja o que el asistente de dialectos e idiomas haya sido
Edgard (el fenómeno de youtube que se cayó, weee), a final de cuentas las fans de Gael o Diego la van a ir a ver… aunque sea el claro síntoma de todo lo que está mal en el cine nacional.
Para que vean que no soy mala onda con la película, les comparto el sensacional video musical representativo de la misma.