Warfare - Tiempo de Guerra

Warfare es un retrato falible de una misión fallida basada en memorias falibles de los participantes sobrevivientes. Es un retrato de la guerra en su momento más cotidiano, llevándolo casi a un nivel documental.

La historia, coescrita por Ray Mendoza y Alex Garland retrata lo ocurrido en un día en donde no tenemos protagonistas ni misiones especiales. No hay un soldado Ryan para rescatar, ni un Halcón Negro que cayó. Simplemente a un escuadrón que busca acomodarse para hacer supervisión de un punto.

El mayor atributo es que la narrativa se reconoce cómo es, y si bien muestra que al no tener a un personaje ancla, se puede perder el interés del público, la realidad es que esto es lo más cercano que un espectador puede estar al conflicto bélico. Estás en medio de la acción. Hay rangos, hay novatos, hay misiones, hay pérdidas. También tenemos personajes secundarios (como la pobre familia cuya casa es invadida), los cuales no tienen mayor propósito ya que no son parte de la historia del grupo que la cuenta.
 



Desde el diseño sonoro, pasando por la edición, juego de cámara y desde luego, dirección y narrativa, todo está diseñado para que uno se sienta partícipe de un día cualquiera en una guerra innecesaria, en donde las bajas solo aumentan cuando se busca el rescate, y los elementos de apoyo que hacen una "muestra de poder" solo están ahí para decir "tenemos aviones", aunque la mayor parte del daño se hace con bombas improvisadas por parte de los ocupados.

Visiones más limitadas de la cinta podrán criticar el que no se defina por un lado o por el otro, aparentemente careciendo de propósito, o alegando que el cine no tiene porque buscar ser realista cuando las mismas escenas se pueden encontrar en internet. Difiero completamente, aunque entiendo el planteamiento. Este tipo de visión es similar a lo que ocurrió con las primeras proyecciones de la cinta en Estados Unidos, en donde sectores conservadores la veían como una apología a las invasiones. La verdad está en el ojo del espectador, y si bien el espectador puede ir y "buscar sus propias fuentes", estas solo servirán para interpretar de la manera que quiera una realidad, y es lo que esta cinta busca reflejar en pantalla. Esto es también latente en los créditos finales, en donde tenemos imágenes que comparan a los actores contra los soldados a los que interpretaron. La mayoría con rostros borrados, ya que no quieren, no pueden, o no deben ser parte de esta historia que es narrada por alguien más. Su ausencia no implica un invento narrativo, sino un registro inadecuado.

Gran cinta, que produce gran incomodidad, y precisamente es su propósito, desde el planteamiento hasta la proyección. Nuestros personajes son falibles, así como nuestra historia, percepción e interpretación. Pero eso no significa que no ocurra, o que no merezca ser contada.

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